jueves, 2 de agosto de 2018

Técnicas de Estudio para la ESO y BACHILLERATO

Hace un tiempo que se ha puesto de moda el concepto de las Técnicas de Estudio, y en muchos sitios nos ofrecen cursos o guías que nos dan recomendaciones generales sobre lo que debemos hacer para sacar el máximo rendimiento a nuestro tiempo.

La experiencia nos dice que ninguno nos enfrentamos al trabajo del estudio de la misma manera. En primer lugar, y puede que el más importante, son las circunstancias personales de cada uno. Hay años mejores y años peores, por lo que la intensidad y el esfuerzo que debemos realizar para alcanzar nuestro objetivo depende del momento en que nos encontremos. Además hemos de tener en cuenta que en muchos casos, estamos sometidos a cambios físicos, sobre todo a ciertas edades, que nuestra atención se centra en las cosas que consideramos "importantes" en ese momento (como pueden ser los amigos y relaciones sociales, la búsqueda de la identidad propia, sentirse aceptado por un grupo en particular, la estética personal...).

Otro de los factores que influyen a la hora de centrarnos en nuestros estudios es el entorno. Tener un lugar fijo, relajado, neutro y ordenado donde tener a mano todo lo que necesitamos es primordial y nos reduce el tiempo de la tarea y favorece la concentración.

No todas las técnicas son eficaces para todos. Hay personas que emplean la lectura activa como método de memorización, otras el subrayado, el resumen, los esquemas, los dibujos, reglas mnemotécnicas... Ninguno de estos mecanismos es mejor ni peor que el anterior. Tampoco son excluyentes entre sí. Lo normal es que a cada uno le funcione alguna combinación de éstas; de hecho lo más recomendable es conocerlas y utilizarlas de forma específica según la asignatura, el tema que estemos tratando...

Y una vez que las conocemos, ¿cómo podemos aplicarlas?

Siguiendo unos sencillos pasos podemos conseguir optimizar nuestros recursos y cualidades.

  • Busca un lugar idóneo

Por norma general, solemos tener un cuarto de estudio, que suele coincidir con el dormitorio. Un escritorio, con luz natural, es lo más indicado, con una silla que nos permita tener una posición correcta y cómoda.

Tenemos que procurar que sea un lugar sin ruidos externos, o aislarnos de ellos en la medida de lo posible cerrando ventanas y puertas, o utilizando tapones si somos de esos a los que cualquier cosa nos distrae.

  • Organiza un horario
Se suele decir que "hay que huir de la rutina". El estudio es como un trabajo; hay que cumplir con un horario, y debemos ser de lo más disciplinados. Tenemos que intenta ponernos a las mismas horas todos los días para así generar lo que se denomina hábito de estudio. Es común escuchar que no tenemos tiempo para estudiar. En el fondo es una justificación a la realidad: "nos da pereza".

El tiempo que empleamos al estudio, como el tiempo que tenemos de pausa debe estar medido. Está demostrado que por lo general, mantener la concentración más de 45 - 50 minutos es difícil. Por lo tanto, debemos organizarnos tandas de estudio de esa duración y hacer unos descansos de 10 - 15 minutos entre éstas.

  • Ten todo a mano
Cuántas veces nos hemos puesto a desempeñar una tarea y en su proceso nos hemos dado cuenta que nos faltaban cosas.

Antes de comenzar, y sabiendo lo complicado que es concentrarse, tenemos que revisar que disponemos de todo aquello que vamos a necesitar para nuestro estudio, ya que si tenemos que interrumpir nuestra actividad, lo más seguro es que perdamos la concentración y no saquemos todo el provecho a nuestro tiempo.
  • Planifica lo que vas a estudiar
Saber lo que vamos a trabajar nos ayuda a planificárnos la sesión de estudio. Dependiendo de cómo tengamos el día, empezaremos con los temas o asignaturas que requieran más esfuerzo de concentración y terminaremos con actividades que sean más ligeras, ya que al final de la sesión de estudio estaremos más cansados que al principio.

Comenzar con una lectura previa, para pasar a una lectura activa, nos permite adquirir un conocimiento general de lo que vamos a memorizar después, haciéndonos más sencilla la tarea.

Finalizar con ejercicios, o revisando los apuntes, resúmenes y esquemas que hemos realizado, nos permite aprovechar la recta final de la sesión, ya que son actividades provechosas pero que requieren menos esfuerzo y concentración.
  • Emplea la herramienta adecuada
Cada asignatura, cada tema, nos requerirá una serie de herramientas específicas: libros, fotocopias, colores para dar orden a los conceptos, medios informáticos... El uso adecuado de estos medios nos va a permitir optimizar nuestra tarea, así como agilizar el proceso de aprendizaje.

Hay que evitar que se conviertan en instrumentos de distracción, ya que algunas veces que no estamos motivados para estudiar, las empleamos para dejar volar nuestra imaginación lo que nos lleva a perder la concentración y con ello el tiempo útil del que disponemos para estudiar.
  • Realiza pausas adecuadas
Es recomendable que durante los descansos hagas actividades que no requieran tu atención. Un error común es ponerte a leer cosas en el movil, ver vídeos o la televisión, ojear una revista,... Es preferible que aproveches ese tiempo para hablar con alguien, merendar, o darte un paseo, ya que son actividades que permiten a tu cerebro y vista descansar para volver a la actividad de forma renovada. 

  • Evita las distracciones
Hemos hecho referencia a las distracciones que podemos tener por falta de concentración. En otras ocasiones las distracciones las buscamos nosotros, ya sea con el movil, ordenador, música, algún compañero con el que estudiemos... Debemos ser responsables con la gestión de nuestro tiempo.

El estudio con compañeros es muy positivo, ya que podemos compartir recursos, ayuda a motivarnos, ... pero puede ser una de las causas de distracción si mantenemos conversaciones sobre temas distintos a lo que estamos estudiando, o nos rompe nuestros intervalos de estudio.

Los recursos digitales son estupendos para buscar información, obtener colecciones de ejercicios... pero también nos pueden distraer fácilmente mediante las redes sociales, emails...
¿Quién no ha utilizado el movil para ver la hora o buscar algo en google y se ha encontrado con notificaciones de éstas redes sociales y le ha picado la curiosidad? Lo único que conseguimos es perder nuestro tiempo tan valioso, y cada minuto que nos distrae de nuestra tarea es tiempo que tenemos que recuperar o que perdemos.

El tiempo

Es lo único que no podemos recuperar y un bien muy escaso. Todos hemos tenido que presentar un trabajo, o preparar un examen, y cuando ha llegado la fecha señalada hemos dicho "si hubiese tenido más tiempo...". Ese tiempo lo hemos tenido, pero no hemos sabido administrarlo de forma correcta.

La gestión del tiempo parte de una buena organización. Saber de los días y momentos que vamos a emplear en nuestro estudio nos va a dar ventaja. Siempre hay que procurar contar con el factor sorpresa, ya que al ser un proyecto a largo plazo pueden aparecer imprevistos que nos alteren los planes de estudio. Tener una buena planificación nos permite tener margen de maniobra para reconducir nuestro esfuerzo.

Dejarlo todo para el último momento debe ser una situación excepcional.
Cuando se nos propone un objetivo a largo plazo, como un examen, parece que disponemos de todo el tiempo del mundo, pero en la práctica no es cierto, ya que tenemos factores externos que van a manipular nuestros tiempos. Lo más probable es que cuando decidamos ponernos a estudiar sea demasiado tarde y tengamos que sacrificar contenido del temario, por lo que nuestros resultados serán malos.

Para evitar este tipo de situaciones lo ideal es proponernos tener preparado el examen o el trabajo 3 días antes de la fecha. Esto nos permite que, frente algún plan no contemplado previamente, lleguemos con tranquilidad a nuestro objetivo.

Los nervios

Los nervios suelen jugarnos malas pasadas. Es otro de los factores difíciles de controlar ya que depende de cada uno.

Antes hemos hablado de la gestión del tiempo. A medida de que se acerca la fecha marcada, los nervios suelen aumentar. Una buena forma de gestionarlos es planificar bien nuestro tiempo. De esta forma, a pesar de que aparezcan de forma irremediable, vamos a conseguir reducir la sensación de agobio.

Existen ejercicios de respiración que nos van a ayudar a aliviar ese malestar que generan los nervios. Esto nos puede ayudar a concentrarnos con mayor facilidad antes de un examen, o a descansar mejor los días previos a éste.

En caso de no poderlos controlar por nosotros mismos, hay productos naturales en herbolarios o farmacias, que nos ayudan a calmar los nervios. En caso de necesitar una ayuda extra es recomendable hablar con nuestro médico o farmacéutico para que nos oriente sobre lo qué podemos tomar.

Otra de las situaciones que nos pone a prueba son las presentaciones en público. No somos capaces de demostrar todo lo que sabemos a cerca del tema a presentar, o cometemos errores, o nos quedamos en blanco. Para evitar ésto, es recomendable practicar antes nuestra presentación, y si nuestro problema es enfrentarnos a un público, lo mejor es ensayarlo con familiares o amigos.
No obstante, un pequeño guión nos va a ayudar a salir del paso en caso de bloqueo y a no dejarnos nada por el camino, además de darnos mayor seguridad.

Como siempre, cualquier asunto que queráis tratar, no dudeis en contactar con nosotros para ayudaros en lo que necesitéis.


Pablo Jiménez Gómez
CEO Grupos Formativos


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